lunes, 29 de julio de 2013

Destrozando el diario: Semanas 3 y 4

La semana pasada estuve de lunes a jueves en un curso en la universidad, mañana y tarde, así que me fue imposible actualizar con las destructoras acciones que recayeron sobre mi diario la semana anterior. Pero aquí estoy ahora, por partida doble, para contaros qué ha sido del pobre libro durante estas dos últimas semanas. Ahora veréis qué cosas le hemos hecho, aunque he de decir que se conserva bastante bien pese a lo que vais a ver. [Click en las imágenes para hacerlas grandes y verlas mejor]

En primer lugar, una de las páginas, la 113, decía que la arrancaras, metieras en un pantalón y éste a la lavadora; luego había que volver a pegar la hoja en su sitio. Justo tenía que lavar unas bermudas veraniegas, así que arranqué la hoja y a la lavadora que se fue. Una vez tendido el pantalón, saqué del bolsillo una bola aun húmeda. Era la página del diario y miedo me daba que no pudiera rescatarla del todo y permaneciera hecha una bola. Esperé a que se secara un día entero y entonces me dispuse a desplegarlo con mucho cuidado. Al final pude abrirla toda y, aunque arrugada y rasgada en algunas partes, pude pegarla con celo y ponerla de vuelta en su sitio. La verdad es que fue divertido y muy original.










Esa semana viajamos a Cartagena para visitar a unos amigos. Había una página que decía "déjale esta página a un amigo para que haga algo destructivo" y se la dí a mi amiga Silvia. Su perversa mente ideó algo que me hizo estremecer. Como estábamos tirados en el césped, se levantó, se dirigió a una zona sin hierba en la que había un poco de barro, colocó el diario en el suelo y lo pisó con el pie para restregar la página contra el suelo. Luego regresó al césped, lo tiró sobre él y empezó a echarle hierba, todo ello acompañado de gritos como si de una salvaje se tratara. Estáis sufriendo, como yo en su momento, pero la cosa no acabó aquí. Silvia siguió mirando a su alrededor, en busca de ideas para seguir llevando a cabo su plan de destrucción sobre mi pobre e indefenso diario, y dio con algo que me hizo tragar saliva: una fuente. Sí, amigos, la página 107 acabó dentro del agua de la fuente. Al ponerla en el suelo para pisarla y secarla, la hoja se rasgó un poco. Podéis ver las fotos para daros cuenta de cómo quedó. Una magnífica obra de caos y destrucción. Por cierto, que como es su cumpleaños esta semana, le he regalado a Silvia un diario de estos. Por su bien, que no me dé a mí esa página para que la destroce o la venganza será terrible.... muahjajajajajajajaja





Por cierto, en las instrucciones pone que no mire, pero es que tenía que hacer las fotos, jajajajaja


No sé por qué he descrito los actos de Silvia como terribles, porque lo que le hicimos nosotros al diario al día siguiente muy de mentes normales no es. La nueva tarea rezaba lo siguiente: "busca una manera de ponerte este diario", como ropa o complemento. Estaba tan sucio y asqueroso de los actos del día anterior, que daba un poco de asquete ponérselo como sombrero o similar, así que pensamos que sería una buena idea ponerle una cuerda y llevarlo colgando del cuello o como un bolso. ¿Y qué se nos ocurrió para ponerle una cuerda? Taladrarlo, hacerle dos bonitos agujeros.







Volvimos de nuevo a Cartagena, a celebrar el cumple de Silvia. Ella aun no lo sabía, pero como le íbamos a regalar un diario, decidimos arrancar la página 155 y dársela a ella a modo de felicitación. Las intrucciones de la página decían que la arrancaras, perdieras y aceptaras la pérdida. Como puedo reinterpretar esas pautas, pensé que en vez de perderla, estaría mejor en manos de Silvia y que ésta debería hacer lo mismo con la página de su futuro diario y dármela a mí. Así pegaríamos cada una esa hoja en su respectivo diario.




También durante esa fiesta de cumpleaños aproveché para hacer la tarea de las páginas 122 y 123: colgar el libro en algún sitio en el que hubiera gente y dejar que escribieran y pusieran lo que quisieran. ¡Benditos agujeros que hice con la taladradora! Así pude pasar una cuerda y colgarlo sin temor a que se rompiera o se moviera demasiado. Dejé una caja con pinturas, rotuladores, lápices y bolis en el suelo e invité a todo el mundo a que escribiera. Al final completé las dos hojas.



Os he dicho al principio que estuve haciendo un curso en la universidad. Era sobre cine, pensamiento y ciencia-ficción. La sesión de una de las tardes versó acerca de la película Blade Runner, uno de los referentes más importantes de la ciencia-ficción. Por si alguien no lo sabe, la primera y única vez que vi la película, no me gustó nada, me aburrió, y fue objeto de bromas y comentarios un tanto ácidos por parte de mi hermano y de mí. Pues bien, la otra tarde decidí coger el diario y anotar cosas que me iban viniendo a la cabeza sobre la peli durante la conferencia y posterior mesa redonda. Y no lo hice en cualquier página, sino en una que estaba reservada para comentarios críticos y negativos. El espacio ideal para mi poco optimismo de cara a una reconciliación con la cinta (al final ha sido una tregua más que una reconciliación, pero ya es algo).



Y por último, os dejo con el principio de lo que espero sea una página llena de pegatinas. Pero no pegatinas cualquiera, sino las que de vez en cuando vienen con alguna pieza de fruta. Las instrucciones dicen que tienen que ser de fruta comprada, no vale ir al supermercado e ir quitándole las pegatinas a la fruta. Aquí tenéis la de un plátano. Me parece una página la mar de original y divertida. Ya me veo rebuscando en el cajón de las frutas y verduras de la nevera de mi casa, jajaja.



Hasta aquí las dos semanas de destrucción. ¿No os entran ganas de compraros uno y hacer como yo? Es divertidísimo! Nos vemos el lunes que viene con más novedades. ¿Seguirá entero el diario? Chan! Chan! Chaaaaaaaaan!

1 comentario:

  1. Me lo pasé pipa dextruyendo el diario con una bomba de dextrucción!!! :D
    Deseando estoy de recibir el mio :D

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